En el Nuevo Testamento, aparecen tres mujeres que podrían asimilarse a la figura de María Magdalena, estas son: María de Betania, María Magdalena y la Pecadora.
María Magdalena es la mujer de la que Jesús explusa de sus cuerpos siete demonios, considerado por algunos una práctica de exorcismo, pero para otros se trata de la cura de una enfermedad. María Magdalena también está presente en el momento de la crucifixión, y es la primera persona a la que Jesús se le aparece luego de la resurrección. Más tarde, hay una leyenda que la sitúa en el sur de Francia, donde huyó. En la Provenza francesa existe un culto muy popular a María Magdalena.
Se ha especulado con que se nombres sería el de María de Magdala, localidad próxima al blaneario romano de Tibenas, y que podría tratarse de una prostituta que trabajaba con los romanos. De ahí a que se la confunda con la pecadora que ungió con aceite los pies de Jesús, de la que no se dice su nombre ni nada más de ella.
Mateo menciona a Magadán. Lucas y Juan, mencionan en sus evangelios a otra María, probablemente de Betania, la hermana de Marta y Lázaro. De acuerdo a los textos bíblicos estas personas tienen rasgos diferentes. María Betania, más tranquila y contemplativa, mientras María Magdalena tiene una actitud más impuestuosa. En rigor, no existe certeza de que con estas tres mujeres se esté aludiendo a la misma persona, pero dado que los evangelistas nunca las mencionan juntas, existe cierto arraigo en esta concepción.
En los manuscritos de Nag Hammadi o evangelios gnósticos donde María Magdalena adquiere un papel más relevante que en el NT. El evangelio de María describe a María Magdalena como la persona que vio favorecida con unas visiones y una percepción que supera con mucho a las de Pedro. Esto hace suponer que María Magdalena podría también ser un apóstol, aunque esto resulta bastante polémico. En el Diálogo del Salvador, María Magdalena es reconocida como una mujer muy especial ya que “ella es la mujer que conocía el Todo”.
El Evangelio de Felipe, habla de la rivalidad entre los discípulos masculinos y María Magdalena, a la que presenta como la compañera más íntima de Jesús, símbolo de la sabiduría divina:
Cristo la amaba más que a todos los discípulos y hasta solía besarla a menudo en la boca. El resto de los discípulos se sentía ofendido por ello. Le decían, ¿por qué la amas más que a todos nosotros?